Julie de Waroquier
«Se habían matado por nuestros bosques moribundos, por los manatíes que mutilban las hélices cuando se asomaban al agua para beber de las mangueras de los jardines, por montañas de neumáticos viejos más altas que las pirámides. Se habían matado por la imposibilidad de encontrar un amor que ninguno de nosotros ha encontrado jamás. Al final, la tortura que había destrozado a las hermanas Lisbon indicaba una renuncia razonada a aceptar el mundo tal y como se les concedía, tan llenos de defectos».
Jeffrey Eugenides, Las vírgenes suicidas.
Traducido por Roser Berdagué