Claude Monet, Sin título.
«El exceso de altísimas palabras verticales, espejo de temores, suceso místico de muecas que apuntan de forma enmarañada al umbral apuntalado en turbias y asoladas decadencias, invitan siempre a no entrar, a no estar. Todos los nenúfares que flotan en el estanque, participan de lo bello, en lo bello está también lo triste, escribir o no de lo que duele, de esa tristeza que es también belleza, de la existencia de lo bello en la propia belleza atemorizante, onírica y utópica».
Laura Martínez García, El fabuloso destino de Amélie Poulain (blog).