Alex Benetel
«No, no había méritos en la soledad si la soledad era un refugio de una cobarde. Fue ahí, recién ahí, cuando me sentí sola. Realmente sola. Sola y sin discurso. Sola y sin proezas, sin superstición. De todo aquel tiempo lo que quedó fue la humildad. Una humildad que jamás se iría, una humildad como frontera».
Carmen M. Cáceres, Un verdad improvisada.