Vincent Bourilhon
«Llamadme Ismael. Hace unos años ―no importa cuánto tiempo exactamente―, con muy poco o ningún dinero en el bolsillo, y sin nada en tierra que me interesara, creí que podría ir a navegar por ahí y ver la parte acuática del mundo. Es un modo de ahuyentar la melancolía y regular la circulación. Cada vez que me sorprendo con una expresión de tristeza en la boca que va en aumento; cada vez que un húmedo noviembre de llovizna anida en mi alma; cada vez que me descubro deteniéndome involuntariamente ante las tiendas de ataúdes, y siguiendo a cualquier funeral con que me encuentro; y especialmente si la hipocondria me domina de tal modo que hace falta un sólido principio moral para no salir a la calle y derribar metódicamente los sombreros de los transeúntes, entonces, comprendo que ha llegado la hora de hacerme a la mar cuanto antes».
Herman Melville, Moby Dick.
Traducido por Maylee Yábar-Dávila y José Luis García