Los cuadernos de Vogli

«Pertenezco a esa parte de la humanidad —una minoría a escala planetaria pero creo que una mayoría entre mi público— que pasa gran parte de sus horas de vigilia en un mundo especial, un mundo hecho de líneas horizontales en el que las palabras van una detrás de otra y en el que cada frase y cada punto y aparte ocupan su lugar debido: un mundo que puede ser muy rico, quizá incluso más rico que el no escrito, pero que, en cualquier caso, requiere cierto trato especial para situarse dentro de él».

Italo Calvino

Eric Sloane, 1500 Ft., Newark, N.J. 1937.

Versión homenaje a W. B. Yeats
«Algún día tenía que irme al otro barrio
y lo mismo es hacerlo aquí, sobre las nubes,
que despeñarme al buscar una cabra perdida o persiguiendo al lobo.
Ahora estoy aquí, en medio de toda esta locura,
eso es todo, y ni con mis enemigos perderé un segundo de rencor,
ni a los amigos pediré que me recuerden.
No tengo nada a que llamar país, salvo
a ese puñado de casas y de gentes
que es Kiltartan Cross y que seguirá estando donde siempre estuvo.
Por allí andarán ahora todos a quienes quiero.
Unos quizás estén de regreso a casa tras un duro día,
otros, los que llegaron antes, calentarán al fuego sus manos ásperas.
Si ahora estoy aquí es porque así lo quise entonces,
ni ellos, los que ahora beben té bajo las grandes lámparas,
y por pudor o elegancia nada dirán sobre la sangre,
me convencieron con su sutil verborrea,
ni todas esas pobres gentes que se agolpaban en las calles,
ciegos de rencor, me empujaron a esto.
Sólo a este vértigo, a esta sensación de pájaro
que pronto alcanzará la tormenta,
aquí, en mitad de todo y de nada,
debo este momento de suprema libertad.
Para quienes crean que lo mío es una locura,
sólo quisiera decirles que mucho medité lo que me hacía,
lo que hubiera de venir habría de venir sin remedio,
aquello que fui dejando atrás, atrás quedó,
morir y vivir son sólo parte de ese plan instantáneo y eterno».
Manuel Moya, Corazón de la serpiente.