Zao Wou-Ki. Desnudo reclinado, 1952.
«Beberemos en el Cordano, donde solía almorzar un pintor llamado Humareda que solo pintaba prostitutas al óleo y vivía en el hostal de La Parada, un mercado-jungla tan asombroso como terrible que hace poco fue borrado del mapa. Y al Queirolo, lleno de poetas inéditos que te acarician las piernas».
Gabriela Wiener, Llamada perdida.